Sanación después de la traición






¿En la primera lectura de hoy, cuáles líneas de la escritura te dan consuelo?
Si alguna ves te has sentido no deseado, infravalorado, o rechazado cuando niño, El abrazo consolador de Dios está en las palabras: "Desde el vientre de mi madre, el Señor me dio mi nombre".

Si tus planes, sueños y tu duro trabajo han sido aplastados o han sido pasados por alto o rechazados, tú encontrarás el ánimo y la afirmación en las palabras: "Aunque parece que he trabajado en balde y he gastado mi fuerza inútilmente, sin embargo mi recompensa está con el Señor".
Si has sido tratado injustamente o tus regalos, talentos y conocimientos han sido bloqueados o han sido considerados sin valor por los demás, tu encontrarás tu valor en las palabras: ¡"Soy honorado en los ojos del Señor, y mi Dios es ahora mi fuerza"!

En todas estas situaciones, hemos experimentado la traición.
Dios pone a ciertas personas en nuestra vida para nutrirnos e inspirarnos, pero todos nos han traicionado de una manera u otra, en algún momento u otro.
Algunas son traiciones mayores de las cuales no hay recuperación en este lado del cielo. Nosotros siempre debemos orar por la sanación y reconciliación y hacer todo lo que podamos para traer el amor de Dios a la relación, pero si queremos ser verdaderos seguidores de Cristo, nosotros necesitamos aceptar también estas traiciones de la misma manera que hizo Jesús en la lectura del Evangelio de hoy.
Jesús sabía el himno de hoy de Isaías. Indudablemente, él lo recordó para recibir el consuelo y la fuerza al él enfrentar a sus traidores.
La única manera de encontrar el descanso en el dulce, calmante, abrazo reconfortante de nuestro Padre es de mirar a Jesús en vez de enfocarnos en lo que nuestros traidores debían o no haber hecho. Él sabe cómo nos sentimos. ¡Él está experimentando la traición con nosotros!

En su preocupación por nosotros, encontramos curación profunda y paz renovada.
Acepta tus traiciones como una conexión íntima a Jesús. Suéltalas clavándolas a su cruz. Después aléjate de su fealdad tomando la decisión de perdonar a tus traidores.
Dale gracias a Jesús por tomar tu dolor sobre él mismo. Besa sus heridas la próxima vez que lo recibas en la Eucaristía, besando al Anfitrión. ¡Este será el principio de tu propia resurrección personal! 

Reflexión de la Buena Nueva
Martes de Semana Santa
26 de marzo, 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Módica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Módica
  
Viviendo la Cuaresma
 
Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).
Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliacióny la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.
  
Lecturas del día:
Isaías 49:1-6
Salmo 71:1-6, 15, 17
Juan 13:21-33, 36-38