Jesús se fue a un "retiro"


A medida que la escena se abre en la lectura del Evangelio de hoy, Jesús sabe que es hora de discernir cuáles de sus discípulos deben ser entrenados como futuros líderes de la Iglesia.

Fue una decisión tan importante que Él tuvo que renunciar a todo su pensamiento lógico y sus sentimientos emocionales acerca de quién era el más calificado. Tuvo que mirar más allá de las credenciales mundanas que ellos tenían. 

Tuvo que reducir el número a un mero doce, de muchos otros que pudieron haber sido también elegidos. Así que se fue a un "retiro" y se apartó de todas las distracciones, para orar. Él dio su tiempo para nadie más, sino al Padre. Incluso le dedicó toda la noche al Padre - ¡toda la noche!

Cuando nos enfrentamos a decisiones importantes, cuando tenemos que discernir la dirección correcta, cuando nos preparamos para hacer algo importante, ¿dedicamos el tiempo suficiente en oración? ¿O nos distraemos con facilidad? La preocupación y la indecisión son generalmente señales de que no hemos pasado suficiente tiempo a solas con Dios.

Conocemos a Dios tan bien, que... ¿necesitamos menos tiempo a solas con el Padre del que Jesús tuvo? Por el contrario, ¿es el Padre un extraño? de tal manera que no sabemos cómo entrar profundamente en contacto con él

Por lo general, pareciera poco práctico separarnos de la familia, el trabajo o el ministerio lo suficientemente para irse a un retiro de oración o incluso para asistir a la misa diaria o meditar en un jardín o sentarse delante del Santísimo Sacramento. Siempre hay algo más que pide nuestra atención. Así que, ¿por qué aún, esperamos escuchar a Dios?

¿Podemos tomar las mejores decisiones adivinando la voluntad de Dios y confiando en nuestras propias ideas? ¿Cómo podemos proceder con éxito, listos y preparados para enfrentar obstáculos, si no hemos establecido una buena conexión con la sabiduría de Dios?

Cuanto más importante es una decisión, más necesario es alejarse de todas las distracciones, incluyendo (¡sobre todo!) las distracciones de nuestra propia voluntad y de nuestros propios deseos. Esto sólo es posible cuando bajamos la velocidad y oramos lo suficiente para ascender por encima de nuestro pensamiento mundano y egoísta.

Comunión con Dios no requiere una charla constante con él. Jesús pudo haber dormido durante parte de la noche, pero incluso en el sueño se mantuvo unido al Padre, porque se tomó el tiempo para estar a solas con él. Para vaciarnos nosotros mismos de tal manera que nuestras almas estén a solas con él, tenemos que callar todo lo que no es de Dios, incluso nuestras cargas. Tenemos que reducir la velocidad y orar lo suficiente para entregarle nuestras preocupaciones a él.

¿Reconoces el hambre de tu alma para hacer esto? ¿Cuánto tiempo a solas necesitas con Dios hoy para prepararte mejor para lo que estás encarando? - o más bien, ¿para que ÉL pueda prepararte para lo que ni siquiera sabes que vas a enfrentar?
 
Reflexiones de las Buenas Nuevas
Martes de la 23va Semana del Tiempo Ordinario
Septiembre 10, 2013

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2013.
© 2013 por Terry A. Modica
Reflexiones para el Alma             Efesios 6, 11 - 13
11.
Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.
12.
Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.
13.
Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.
Lecturas del Día:
Colosenses 2:6-15
Salmo 145:1b-2, 8-11
Lucas 6:12-19