Preparándonos para la misericordia




Rituales, ayunos y sacrificios -- ¿de qué nos sirven si no vienen de un corazón lleno de misericordia?

Cuando Jesús pidió a los fariseos en el Evangelio de hoy que aprendieran el significado de las palabras: "Deseo misericordia, no sacrificios", estaba citando a Oseas 6, 6. El profeta Oseas había sido enviado por Dios para advertir a los israelitas que la única manera de prevenir desastres era volviendo al Santo Pacto, es decir, a una relación comprometida, verdadera y fiel con Dios.

Al elegir usar las palabras de Oseas, Jesús trazó una línea clara entre los verdaderos seguidores, aquellos que siguen los caminos de Dios día a día, y aquellos que sólo corren a Dios cuando están en problemas.

Cuando nuestros corazones no están completamente dedicados a Dios, no estamos verdaderamente comprometidos a ser santos. Cualquier remordimiento que sintamos por los problemas que hemos causado y cualquier acto de arrepentimiento que hagamos son básicamente una representación teatral: estamos tratando de convencer a Dios y a los que nos rodean (en realidad, para convencernos a nosotros mismos) de que merecemos misericordia, una segunda, tercera, cuarta o cuadragésima oportunidad para no tener que sentir culpa. Nos sacamos de encima el negocio de la santidad y pronto regresamos a lo que sea haya causado el problema en primera instancia.

Esta actitud es como un hombre con úlcera, corre al doctor para ser curado pero no cambia el estilo de vida estresante que creó la úlcera. Cosechamos lo que plantamos. Es como el amigo que pide perdón para que lo vuelvan a invitar, es sólo cuestión de tiempo antes de que él o ella vuelvan a causar problemas.

Cuando nuestro motivo es la ganancia egoísta en vez de la preocupación por cómo nuestros pecados afectaron a los demás, permanecemos en el ciclo del pecado. Nos mantenemos fuera del reino de la misericordia de Dios.

Esto es tan importante, ¡vuelve a leer el último párrafo! Hasta que no estemos verdaderamente preocupados por cómo nuestros pecados afectan a los demás, permanecemos en un ciclo de pecado y fuera del reino de la misericordia de Dios.

Jesús dice, "Deseo misericordia, no sacrificios. No vine a llamar a los justos, sino a los pecadores". Podemos hacer todo lo correcto e igual estar lejos de Dios. Podemos pedir algo en la oración y apoyarlo con el ayuno, pero si no nos preocupa cómo nuestros pecados afectan a los demás y no usamos el ayuno para disciplinar la debilidad de nuestra carne, sólo estamos usando al sacrificio de la comida como un intento de sobornar a Dios para que responda a nuestras oraciones.

Para ser un seguidor de Cristo, la misericordia de Dios tiene que entrar por completo en nuestro ser, hasta el centro, profundamente en el corazón donde el cambio verdadero ocurre. Tiene que volverse un regalo viviente que crece constantemente, que brota hacia todos los demás.

El fragmento inspiracional de hoy: Cuando nuestros corazones NO están plenamente entregados a Dios, NO estamos verdaderamente comprometidos con ser santos.

Reflexión de las Buenas Nuevas
Viernes de la 13ra. Semana del Tiempo Ordinario
Julio 1, 2016
Cita de Misericordia de hoy: Venerable Solano Casey
Qué misericordioso es el Buen Dios que a...

Oración para hoy
Señor mío, que mi mayor anhelo sea estar cerca de Ti y que te busque cada día con todas mis fuerzas. Lléname de tu misericordia, Jesús, para que yo pueda darla a los demás. Amén.

© 2016 por Terry A. Modica. Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, y es utilizada bajo la responsabilidad del grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami, Fl.  Fuente: Good News Ministries en http://gnm.org/reflexiones-de-las-buenas-nuevas/  donde también se encuentra disponible una reflexión para los Domingos. La reflexión para los sábados puede ser encontrada en: http://gnm.org/mirada-interior/ 

Lecturas de hoy

Amós 8, 4-6.9-12
Sal 119, 2.10.20.30.40.131
Mateo 9, 9-13

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